Has grabado un podcast de una hora. Pero cuando lo reproduces, lo único que oyes es tu voz distante. Apenas se reconocen tus palabras. Resulta que el micrófono no estaba bien colocado.
O narraste un audiolibro, perdido en el flujo de la historia y modulando tu voz. Entonces, no te diste cuenta de que emitías chasquidos y resoplidos por el micrófono. El resultado son respiraciones ásperas y plosivas.
Puede que hayas tenido una entrevista Zoom con tu invitado al podcast. Fue una gran conversación. Pero cuando la escuchaste, se oía muy fuerte. El micrófono captaba las voces que rebotaban en las paredes y otras superficies.
O grabaste voces, pero el audio final tiene más ruido que tu voz. O peor aún, el micro no estaba bien conectado y ahora no hay voz.
¿Volverías a grabar todo eso? Espantoso, ¿verdad?
Por la posición del micro, el eco, el ruido o los niveles de volumen. Comprobar si tu micrófono funciona, en unos segundos, puede ahorrarte horas de edición o de volver a grabar tu contenido.